Psicojuande | Psicólogo

En la búsqueda de la felicidad y del equilibrio psíquico y personal a lo largo de toda la historia de la humanidad se han hecho muchas aproximaciones en todas las civilizaciones.

En la cultura y filosofía de Occidente se han desarrollado algunos métodos muy importantes: gestalt, afrontamiento, humanismo, bioenergética y muchos otros. En Oriente también se han desarrollado muchos métodos: zarpen, vipassana, baile sufí, yoga, tantra.

Sus aproximaciones son diferentes, tan distintas que ambas no son más que mitades de un todo; por lo tanto, a las dos les falta algo…

Los métodos de Oriente pueden crear un espacio meditativo, pero te vuelves tan introvertido que empiezas a escapar de la vida; está probado que todos los métodos de Oriente son escapistas. Quieres irte a un monasterio, a una cueva en algún lugar y vivir a solas, felizmente solo,… pero carente de algo.

La vida también es relacionarse, la vida también es estar juntos, la vida también es comunión. Es muy hermoso ser dichoso cuando estás a solas, pero eso no es más que la mitad de la historia; deberías también sentirte dichoso cuando estás junto a alguien. Y cuando estás dichoso con alguien, el gozo alcanza un punto más elevado.

Occidente ha creado métodos en su cultura y filosofía de vida que incentivan más la extraversión. Se centra más en maneras, formas para relacionarte y disfrutar de la relación. Son filosofías del amor, de la relación, pero les falta algo. Disfrutas de la relación, pero cuando te encuentras a solas…Y esencialmente estamos solos. Nacemos solos y moriremos solos, y en lo más profundo de nuestro ser siempre estamos solos. Por lo tanto, en la superficie eres feliz, pero en lo profundo sigue habiendo una sutil corriente de miseria, de incompleto. No puedes enfrentarte a ti mismo, no puedes plantarte cara a ti mismo.

Occidente ha fracasado en darle la plena felicidad al ser humano, porque sólo ha desarrollado la extraversión. Oriente ha fracasado porque sólo ha desarrollado la introversión. Y una persona no es ni extravertida, ni introvertida en sus raíces profundas de humanidad.

Por lo tanto, nuestros esfuerzos en el crecimiento personal deben ir dirigidos a hacer la síntesis entre la necesaria extraversión y la necesaria introversión. A ser capaces de ambas en nuestras vidas, al mismo tiempo, simultáneamente, capaces de movernos con toda facilidad desde la extraversión hacia la introversión y desde la introversión hacia la extraversión; sin dividir nuestra humanidad en ambas categorías. La humanidad puede, debe y necesita ser muy fluida.

Partamos de la riqueza que nos ofrecen las culturas y filosofías de Occidente y de Oriente para iniciar un crecimiento que se haga búsqueda de la felicidad plena para nuestra vida y la de los que nos rodeen.

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