Psicología
Conocerse a sí mismo
Psicología
Conocerse a sí mismo… Este fue el principio original y la primera demanda de las antiguas escuelas filosóficas precursoras de la Psicología tal como hoy la conocemos. Todavía recordamos las palabras, pero hemos perdido su significado. Creemos que ese conocernos a nosotros mismos quiere decir conocer nuestras peculiaridades, deseos, gustos, capacidades e intenciones, cuando en realidad lo que quiere decir es conocernos a nosotros mismos como personas, es decir, conocer la estructura del propio individuo, sus dimensiones, la función de las mismas, las condiciones que rigen su funcionamiento, y así sucesivamente hasta llegar al conocimiento pleno cuya finalidad es la transcendencia en la relación con los demás que nos distancia del individualismo contemporáneo.
Para ello, se deben estudiar las capacidades de la persona, sus funciones principales, las condiciones para un funcionamiento apropiado, las causas del funcionamiento desajustado, y muchas otras cosas difíciles de describir sin usar un lenguaje técnico, que también es necesario adquirir para poder abordar dicho estudio. Sin olvidar que la persona manifiesta su conducta en relación consigo misma y con los demás en función de las conexiones y las interacciones que establece con las otras personas del contexto que la rodea y con este mismo ambiente.
Contamos en el ser humano con una serie de funciones: intelectual, emocional, instintiva, motriz y sexual que ante todo tienen que ser comprendidas en sus diversas manifestaciones, y más tarde tienen que ser observadas en su globalidad interrelacionada. Tal observación, con la comprensión preliminar de los estados de conciencia y de las diferentes funciones, constituye la base del estudio de uno mismo, es decir, el principio de la Psicología.
De tal manera, siguiendo dicho principio original y la aportación actual del estudio científico de la Psicología ofrezco las siguientes actuaciones profesionales: